Este mes, en el que la actualidad ha viajado como nunca, y la realidad nos ha llevado por toda la región, hasta puntos donde jamás habíamos estado, tengo una imagen clavada en la retina. La de una mujer en silla de ruedas, con su ‘vehículo’ engalanado y los brazos de sus hijas guiándola. Eso es felicidad.
Quizá no siga las últimas tendencias, no muestre técnicas, texturas y sea de oro platino, pero creo que ninguna de las joyas más exquisitas pudiese hacer tan feliz a esa Señora como estar en un acto sintiéndose protagonista, sonriendo a la cámara, saludando al público y sintiéndose normal, una más entre tantos, rodeada, además, de quienes más la aman.
La emoción de los ojos que tan difícil, por no decir, imposible, plasmar en las imágenes, las manos temblorosas, la barbilla altiva, orgullosa… Instantes que quedan para contar días, meses, o toda una vida.
Sí, el aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo. Pero muchas veces de las formas más sencillas e inesperadas: sacar una sonrisa a una persona, secar las lágrimas de alguien que se emociona, conseguir dar luz a alguien que un momento siente oscuridad… es cambiar el mundo. Y no cuesta ni un mísero euro.
Entre números, crisis, manifestaciones, políticos corruptos, dudas sobre la democracia… A veces se olvida que muchos males se pasan logrando sacar a alguien una sonrisa, logrando desperezar la alegría del corazón, disfrutando cada día, por muy realista que sea, o consiguiendo que alguien lo saque.
Este mes, además, ha quedado patente que el poder de las personas crece en los peores momentos. Es la mejor y más positiva conclusión del terrible accidente de tren que costó la vida a 78 personas y destrozó a media España el 24 de julio. Se han repetido muchas veces las loas a los héroes de la zona, a los anónimos que acudían a donar… Hoy son portada en todos los medios, sin distinciones de edad ni de profesión. Todos somos iguales ante el dolor… y sobre todo ante la esperanza, uno de los sentimientos, junto a la ilusión que reaalmente mueven el mundo. No es necesario convertirse en Superman, hay que saber, que desde nuestra perspectiva, podemos hacer sonreir, hacer feliz a quien tenemos más cerca. Esos son las personas que me inspiran a mi cada día.