Ucrania, Egipto, Venezuela…. Las personas salen a la calle a manifestarse, a mostrarse en contra de las decisiones de unos gobiernos con los que no comparten sus principios y que sólo conocen una forma de dialogar: la sangre.
Tienen que morir las personas, jóvenes, niños, mayores, adultos conscientes y democráticamente responsables para que se sienten a negociar. Pero ojo, hay que ir con cuidado no se moleste Rusia, al igual que con Siria, ni los EEUU…
Las imágenes que se ven en los medios de comunicación me hielan el alma y me han hecho volver a la clase de historia: a Tian’anmen. Jóvenes contra un imperio comunista que los oprime y que no les deja expresarse con libertad, como ocurre en Venezuela, se lanzan a las calles a luchar por lo que creen justo para morir asesinados por su propio gobierno, el mismo que debería protegerlos y escucharlos… Aunque parezca que sucedió hace miles de años, esta revuelta tuvo lugar en 1989, con entre 400-800 muertos y hasta los 2.600 que estima Cruz Roja y los alrededor de 8.000 heridos. Dolor y muerte que ahora se repiten. Esto además de producirme repugnancia, me lleva a reflexionar sobre la asignatura de Historia.
Debería ser, junto con la de lengua y matemáticas, la fundamental del programa. Sino conocemos lo que ha pasado en el mundo, ¿cómo vamos a ser capaces de no repetirlo? Esta idea no es mía, pero la tomo prestada porque me parece esencial. Si no sabemos que en España hubo una coexistencia pacífica de ideas, religiones y culturas (católica, judía y árabe) un matrimonio que cambió la historia, el de Isabel y Fernando, una desamortización a cargo de un tal Mendizabal que destruyó el arte y acabó con la cultura de miles de años para sepultar a la Iglesia, si nos olvidamos que existió una Dictadura que cercenó los derechos y libertades y mandó a la cuneta a miles de personas, si pasamos por alto que en una Guerra Civil se mataron los hermanos…
¿No estaremos condenados a repetir lo que pasó?
La Historia debería ser la asignatura primordial, que nos recuerde lo buenos y lo malos que hemos sido desde el comienzo del mundo, y que nos lleve a reflexionar sobre las cosas, no sólo a almacenar datos en el disco duro. Analizar cómo la sociedad ha evolucionado para coger las ideas que realmente nos hacen crecer como seres humanos y avanzar para mejorar en una sociedad para todos. Olvidándose de izquierdas, derechas, blancos, negros, judíos, musulmanes, budistas, cristianos, ateos… Pensando en la utopía del Bien Común.
Empezó en Egipto, pero pillaba muy lejos, se reprodujo en Venezuela, pero hay un océano por medio, sigue en Siria convertida en Guerra Civil, pero nos cansan las imágenes de niños muertos, y ahora llega a Ucrania, a las puertas de Europa, muy cerca de nosotros… Pero seguimos sin tomar conciencia. Mañana nos tocará en nuestras plazas, o entraremos en otra guerra absurda entre potencias, y entonces nos echaremos las manos a la cabeza.
Luego pensaremos de la misma forma que cuando nos explican qué pasó en la II Guerra Mundial: ¿por qué nadie hizo nada cuando ascendió Hitler al poder?, ¿no se veía venir? Sí, pero nadie hizo nada.