Qué lejos queda nuestro amor primero
tan henchido de cándida pureza,
espejo de agua pura cual belleza
murmurando un bello amor verdadero.
Fue dulce bullir de vivo respaldor
con el canto de dulces ruiseñores
y vapores flotantes de colores,
consolidando nuestro fuego abrasador.
Hoy se tiñe de niebla fugitiva
con oscura huella de forma cautiva,
de aquellos amores que llevó los vientos.
Se murió nuestro amor de adolescente
que pudo haber sido diferente,
hoy es olvido con colores cenicientos.