Los accidentes en el agua pueden tener repercusiones muy graves, incluso con riesgo para la propia vida. Los ahogamientos, los ‘cortes de digestión’ y otros accidentes similares pueden evitarse siguiendo unas mínimas normas de seguridad.
• Báñate en zonas habilitadas para ello.
• Evita entrar bruscamente en el agua, sobre todo después de haber tomado el sol o haber comido.
• Evita bañarte mientras estés ‘haciendo la digestión’. Es recomenable esperar un tiempo aproximado de entorno a dos horas.
• Sal de inmediato del agua si adviertes algún síntoma extraño (escalofríos, tiritona
persistente, fatiga, dolor de cabeza o en la zona de la nuca, picores, mareos, vértigos o calambres…).
• No te tires de cabeza en lugares de fondo desconocido. Las zambullidas en el agua son causa del 6% de las lesiones medulares en España.
• Vigila en todo momento a los niños, especialmente a los más pequeños.
• Respeta las banderas de señalización en las playas.
• No intentes nadar en contra de la corriente. En caso de ser arrastrado, nada paralelamente a la playa y, una vez que salgas de la corriente, nada hacia la orilla).
• Evita bañarte en zonas de riesgo como en ríos de gran caudal, en pozas naturales o bajo cascadas de agua.
¿Qué hacer en caso de accidente en piscinas y playas?
Los minutos que siguen al accidente pueden ser vitales para la víctima. Por ello tenemos que actuar con orden y serenidad para que la atención al accidentado sea lo más correcta posible.
Cruz Roja cuenta para ello con un esquema de actuación, la conducta P.A.S. (Proteger, Avisar y Socorrer):
• Proteger el lugar del accidente.
Haz seguro el lugar con el fin de evitar que se produzca un nuevo accidente. Según la situación será necesario, por ejemplo, avisar a los bañistas del peligro existente (corrientes, medusas, etc,), balizar la zona para informar de la existencia de cristales en la arena, o piedras a poca profundidad, etc.
• Avisar a los servicios de emergencia.
Si existe servicio de vigilancia y salvamento en la zona pide ayuda al puesto de socorro más próximo.
Si no existe servicio de vigilancia y salvamento y, según la gravedad de la situación, llama al teléfono de emergencias 112. Si la situación no reviste gravedad, acude al Centro de Salud más próximo.
• Socorrer a los heridos.
Controla las funciones vitales de la víctima. Lo primero es valorar los ‘signos vitales’ para saber cómo están funcionando el cerebro (consciencia), los pulmones (respiración) y el corazón (pulso).
Evita movimientos bruscos al accidentado, ante el riesgo de que se haya producido una lesión en la columna vertebral.
o Asegúrate de que está consciente. Si el herido no reacciona al hablarle, tocarle o estimularle suavemente, con un pellizco por ejemplo, probablemente está inconsciente.
o Comrprueba que respira. Para saber si una persona respira espontáneamente, debes ‘ver, oír y sentir’ su respiración.
Son solo algunos consejos que pueden ayudarte a disfrutar de tu verano con seguridad.
Prevenir es Vivir.