Cristina G. Pedraz/DICYT
Un estudio pionero a nivel nacional llevado a cabo en Valladolid por investigadores del Hospital Universitario Río Hortega, el Hospital Clínico Universitario, la Universidad de Valladolid (UVa) y el Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca (IBSAL) ha evidenciado que la malnutrición es un factor de riesgo tan importante como la hipertensión, la edad o la presencia de comorbilidades (otras enfermedades además de COVID-19) para padecer las formas más graves de la enfermedad.
Es conocido que, al contraer una infección, el estado nutricional es
clave en la evolución de los pacientes. Pero en el caso del COVID-19
siempre se alude a enfermedades vasculares previas, al estado pulmonar o
a patologías como la diabetes como factores de riesgo relacionados con
las formas más severas. Pero, ¿qué pasa con el estado nutricional?, ¿no
es en este caso un factor determinante?
“Desde que se inició la pandemia se han elaborado perfiles que indican
qué personas tienen más riesgo de padecer complicaciones graves. Pero no
se ha tenido en cuenta si el estado nutricional previo es también
determinante de una evolución positiva o negativa”, explica a DiCYT José
Pablo Miramontes González, investigador del Hospital Río Hortega de
Valladolid y del Instituto de Investigación Biomédica de Salamanca
(IBSAL), quien recuerda que en este estudio se ha evaluado si la
malnutrición puede ser el factor de riesgo “olvidado”.
Para ello, realizaron un estudio entre 83 pacientes ingresados a lo
largo de un mes con infección por COVID-19 confirmada por PCR. Los datos
nutricionales se recogieron en las primeras 24 horas de ingreso a
través de una herramienta de cribado estandarizada. De estos pacientes,
con una media de 82 años, solo algo más del 27 por ciento presentaba un
estado nutricional aceptable.
Efectivamente, los investigadores observaron una asociación estadística
significativa entre desnutrición y mortalidad en estos pacientes. Esto
pone de manifiesto, a juicio del equipo, la necesidad de evaluar y
tratar el estado nutricional de los pacientes ancianos infectados por
COVID-19, ya que ello afecta directamente a su evolución. De hecho, el
trabajo concluye que la desnutrición fue un factor de riesgo tan
relevante como la hipertensión, la edad o diferentes comorbilidades.
Solo unos pocos estudios en todo el mundo
Pese a que existe evidencia de la influencia que la dieta tiene sobre el
sistema inmunológico y la susceptibilidad a las enfermedades, solo unos
pocos trabajos a nivel internacional han analizado la relación entre
COVID-19 y estado nutricional.
“Sobre nutrición y COVID-19 hay bastante literatura teórica, varios
consensos y grupos de expertos que han recomendado nutrir bien a estos
pacientes. Pero nuestro estudio es el primero que evalúa casos en
España, y cuando se realizó no había ningún otro publicado.
Asimismo, añade, laboratorios farmacéuticos y algunas sociedades
científicas se han interesado por los resultados de este trabajo con el
fin de ampliar su alcance. “Conociendo que los pacientes crónicos y
ancianos en general afrontan mejor este tipo de patologías con un buen
estado nutricional, lo ideal sería poner en marcha una estrategia
preventiva que abordara este estado y lo siguiera”, explica el
investigador, codirector del estudio junto al también internista y
profesor de la UVa Luis Corral Gudino y Luis Cuéllar, responsable del
Servicio de Endocrinología.
Aunque en la actualidad el reto es complejo, desde el Hospital
Universitario Río Hortega ya están tratando de abordar esta cuestión,
evaluando el estado nutricional de los pacientes al ingreso y tratando
de corregir al alta las carencias nutricionales.