En la oscarizada película ‘La lista de Schindler’, el protagonista mirando a su contable judío y agarrando el broche que lleva en el pecho se pregunta cuántas personas habría podido salvar por esa joya.
Al final de la cinta, todas las personas, junto a los actores que los representaron, colocan una piedra sobre la tumba del salvador de víctimas del holocausto.
Ahora en Palestina se arrasan pueblos y ciudades y en las imágenes, que en los noticiarios advierten que dañan al espectador, aparecen niños muertos. Filas de infantes y abuelos juntos. ¿Cuánto valen sus vidas?
Decía el sabio que hay que conocer la historia para no repetirla, y en mi humilde opinión, nada puede justificar el fallecimiento de un inocente. Absolutamente nada, y me da igual la edad.
¿Por qué un pueblo que ha sufrido la Shoah puede comportarse así ahora? Es como si volviéramos a resucitar a los templarios y fuéramos a Israel blandiendo espadas defendiendo nuestra verdad. Me parece indescriptible el dolor que debe sufrir cada persona que vive allí.
Por ello debemos valorar cada segundo de vida del que tenemos el placer y honor de gozar en una sociedad que se hace llamar ‘civilizada’ y luchar por lo que creemos.
El mayor mal al que podemos enfrentarnos: el aislamiento social. Es vital defender y luchar contra la soledad no deseada y lograr que la unidad de la comunidad mantenga firmes las convicciones de que los derechos del Estado de Bienestar en una Comunidad como la de Castilla y León, se mantengan y evolucionen. Somos las y los ciudadanos los que podemos marcar la diferencia.
Ahora en agosto paramos a descansar, coger fuerzas y volveremos en septiembre con más ganas. Porque para el equipo de la Gaceta de Castilla y León el SERVICIO es lo primero.
