Ética Cosmopolita

Adela Cortina

María Jesús Prieto Villarino

«Se dice en ocasiones que la peculiaridad del edadismo frente a otros -ismos, como el racismo o el sexismo, consiste en que los edadistas jóvenes o maduros llegarán a la vejez, si no fallecen antes, con lo cual se odian a sí mismos por anticipado. Cosa bien poco inteligente, sobre todo cuando habitamos ya en lo que se ha llamado la vida de los cien años […], lo prudente es ir organizando ese futuro abierto de la forma más justa y felicitante para todos, y un requisito indispensable por razón de mera prudencia es erradicar la gerontofobia y el edadismo como actitudes usuales en nuestro estilo de vida.”

Las actitudes edadistas tienen consecuencias directas e importantes tanto para la población mayor como para la sociedad en general, porque si se daña a la cuarta parte de la ciudadanía, el resto se resiente. Las actitudes negativas sobre el envejecimiento generan exclusión y autoexclusión, malestares físicos y psíquicos, invisibilización y expulsión de la participación en la toma de decisiones importantes para la comunidad.

Por eso es urgente erradicar este mal, extendiendo la idea del envejecimiento como una etapa más de la vida, revelando la amplitud de su diversidad y reconociendo todas las aportaciones positivas de las personas en ese tramo vital.

Independientemente de las estrategias políticas que se vayan incorporando en nuestro país, para evitar esta discriminación, mi propuesta es un cambio radical de actitud personal: olvidar la modestia para airear con atrevimiento y frescura todo lo aportado día a día: cuidados, docencia, experiencia, apoyos, escuchas, positividad, esfuerzo, persistencia, paciencia y ese largo etcétera interminable. ¡hay que comenzar hoy mismo!

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