
POR almudena álvarez
PALENCIA
Son mayores, tienen mucha experiencia en las cosas de la vida, pero no están suficientemente preparados para el uso de las nuevas tecnologías y en los últimos tiempos están sufriendo el abuso de organismos oficiales y entidades bancarias que les obligan a apañarse con tecnologías que se les escapan de las manos.
No en vano, las estadísticas revelan que en 2020 el 78,6 % de los usuarios con edades comprendidas entre los 25 y los 34 años usaron la banca online, mientras que en el caso de los mayores de entre 65 y 74 años, el porcentaje fue inferior al 35%.
Y es que gestiones a través de medios electrónicos, internet y cajeros están a la orden del día y las personas mayores encuentran barreras, a veces físicas, ya que se les obliga a desplazarse a otras localidades cuando cierra la oficina local, y casi siempre tecnológicas porque, muchas veces, desconocen el uso de páginas web, plataformas y cajeros. Una situación que les hace sentir indefensos y que constituye “una gran discriminación hacia las personas mayores”, afirma Antonio Pardillo, de la coordinadora palentina por la defensa del sistema público de pensiones. “Nos están imponiendo las nuevas tecnologías y hay gente que no tiene ni idea, incluso gente que no pudo ir a la escuela y ahora le piden que haga los trámites en el cajero”, explica. “Les dicen que se busquen la vida, que pidan ayuda a un familiar para sacar dinero o hacer transferencias en un cajero”, agrega.

Lo corrobora Adolfo que, a sus 76 años, ha aprendido a sacar dinero del cajero y tiene en el teléfono móvil la aplicación del banco. “Me siento con mi hija y con mi nieta y ahora ya tengo todo metido en el móvil. He aprendido a mirar recibos y extractos. Pero tienes miedo de hacer una operación y confundirte. Si te confundes, ¿a quién reclamas?”, sostiene. Así que opta por hacer todas las gestiones posibles en el cajero. Y si la dificultad es mayor, decide esperar pacientemente su turno en la cola que hay en la calle. “Lo peor no es eso, es que cuando entras te explican cómo se hace, pero como tardas mucho en hacer otra vez la operación, se te olvida”, señala.
Mariano tiene la suerte de “manejarse estupendamente” con los trámites bancarios y el cajero automático, pero muchas veces, haciendo la cola, se encuentra con “gente muy mayor que le pide ayuda”. En su opinión los trabajadores de los bancos deberían solucionar este problema y, al menos, enseñar a los mayores a manejarse en lo más básico, darles algún que otro cursillo. Pero la realidad, dice, es que “son los hijos los que están ayudando a sus padres”.
Es verdad que algunas entidades bancarias están mostrando “cierta sensibilidad” con los mayores y ofrecen la posibilidad de hacer algunas gestiones presenciales. “Pero solo en horarios muy reducidos y con poca gente en las ventanillas, por lo que debemos soportar largas colas en la calle, haga frio o calor”, afirma Antonio Pardillo. Y eso sin pensar en la salud de cada uno, teniendo en cuenta que a veces es gente muy mayor, y el agravante que supone ahora la pandemia de la Covid-19.
Otro problema es el cierre de sucursales bancarias, tanto en las capitales como en los pueblos, lo que obliga a los usuarios a recorrer grandes distancias para hacer las gestiones, como en los pueblos, donde la situación es peor, porque la gente mayor tiene que desplazarse a otros pueblos o las ciudades, con las dificultades que eso conlleva y la dependencia que les genera.
Por ello desde la Plataforma en Defensa del Sistema Público de Pensiones solicitan a las administraciones y a las entidades bancarias que atiendan de forma presencial a las personas mayores que no tienen los conocimientos tecnológicos necesarios para hacer gestiones y que se mantengan las oficinas en los pueblos.
“No es de recibo que la gente se tenga que ir a otro pueblo porque en el suyo han cerrado el banco o que les digan que lo hagan por internet cuando no tienen internet”, apostilla Antonio Pardillo. “Se está deshumanizando todo y solo les preocupan sus intereses económicos y ganar más dinero”, añade.

“Eso no tiene nombre. Van a lo suyo. Te ponen comisiones por todo. Es una vergüenza”, afirma otro usuario dándole la razón. “Y no te queda otra que entrar por el aro porque tienes que domiciliar todos los pagos de la luz, el agua, el gas…”.
ANTONIO PARTILLO
Por eso una de las acciones que tiene prevista la plataforma será ir banco por banco protestando por esta situación y pedir que las personas mayores puedan hacer las gestiones en su banco como se ha hecho toda la vida. Porque como insiste Pardillo “no se puede someter a las personas mayores a este tipo de gestiones que a veces es tan dificultoso como subir a una montaña” y aunque los trabajadores se muestran comprensivos “los que tienen que entender y actuar son los propietarios y accionistas”.
Por ello la plataforma también está pidiendo a los ayuntamientos que intervengan para que los bancos y las entidades públicas, faciliten la gestión de los trámites a las personas más mayores porque “en la mayoría de los casos o no tenemos acceso a internet o no sabemos”.
explica Moisés Martínez, que reside en Villamuriel de Cerrato.
“Es evidente que los mayores tenemos mayor dificultad para solicitar citas previas, hacer una transferencia en un banco y es inadmisible que tengamos que hacer colas en cualquier servicio público”,
“No tenemos un contacto físico con los responsables de los bancos y tenemos que hacer los trámites con una máquina. Somos la generación que más ha luchado para conseguir beneficios que disfrutamos todos y queremos tener una vida digna”, reivindica. “Hasta para comunicar las concentraciones de la plataforma lo tenemos que hacer por internet”, concluye airado.