El Teléfono de la Esperanza en Zamora ha recibido en el primer semestre de 2024 un total de 1.175 peticiones de ayuda, de las cuales el 99 % estaban relacionadas con la soledad y la incomunicación. Alarmantemente, en el 23 % de los casos existía un riesgo de conducta suicida. Esta ONG atiende aproximadamente 4.000 llamadas al año, y Zamora se sitúa como la segunda provincia de España con mayor tasa de suicidios, con una media de 14 personas que pierden la vida por esta causa cada año.
En Castilla y León, las peticiones de ayuda al Teléfono de la Esperanza ascienden a 7.251 llamadas, de las cuales 822 estaban relacionadas con la soledad y 130 con riesgo de suicidio. A nivel nacional, la ONG atendió un total de 91.000 llamadas, lo que evidencia la magnitud del problema a nivel general.
Carmen Diego, presidenta de esta ONG desde abril de 2024, afirmó que el suicidio es un problema «transversal a toda la sociedad», y destacó que, cada vez más, los jóvenes y adolescentes buscan ayuda. Diego también señaló que las llamadas al Teléfono de la Esperanza aumentaron significativamente durante la pandemia, lo que ha visibilizado lo que ella denomina como la «epidemia silenciosa».

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Al otro lado del teléfono está un orientador preparado para escuchar y que ayuda a la persona a desahogarse y desarrollar recursos para gestionar sus problemas.
La importancia de hablar del suicidio
Carmen Diego enfatizó la importancia de abordar el tema del suicidio de manera abierta, recordando que, en el pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejaba hablar de este asunto por el llamado efecto contagio. Sin embargo, desde el año 2000, la OMS ha cambiado su postura, reconociendo que no hablar del suicidio agrava el problema. «Es crucial aprender a hablar del suicidio como un sufrimiento que se puede transformar, para que los casos disminuyan», afirmó Diego.
Además, subrayó que la soledad es un importante factor de riesgo en la conducta suicida, mientras que la conectividad es un factor protector. En España, el suicidio es la primera causa de muerte en personas de entre 19 y 25 años, lo que refuerza la necesidad de generar una conversación abierta sobre el tema.
Talleres de salud emocional del Teléfono de la Esperanza
El Teléfono de la Esperanza de Zamora también ofrece varios talleres destinados a mejorar la salud emocional de los ciudadanos. Entre ellos se encuentran los de Inteligencia Emocional, Aumentando Nuestra Autoestima, Comunicación No Violenta, Aprendiendo a Perdonar y La Alegría de Vivir. Estos talleres comienzan a principios de trimestre y tienen una duración de tres meses, con sesiones que se realizan una vez por semana. Las personas interesadas pueden inscribirse llamando al 696 13 41 23.
Carmen Diego, presidenta de la ONG, destacó que «muchos psicólogos derivan a personas a estos talleres porque les sirven de apoyo en su tratamiento, especialmente en situaciones de estrés o duelo. Están dirigidos a cualquier persona que desee crecer emocionalmente o superar una crisis».
El Teléfono de la Esperanza es una ONG sin ánimo de lucro y de iniciativa social. Fundada oficialmente en el año 1971. En Zamora quiere acudir en ayuda de toda clase de necesitados y hace honor a su principio de “hacer el bien sin mirar a quién” desde el más respetuoso anonimato.
Es aconfesional y apartidista, nació hace más de 45 años para escuchar, acompañar, acoger y no juzgar. Ser hombro para el dolor y sonrisa en tiempos de luz.

Cursos para voluntariado
Además de los talleres, el Teléfono de la Esperanza ofrece cursos para la formación de voluntarios. Estos cursos están divididos en dos módulos: el primero, de tres meses, está enfocado en el autoconocimiento personal, y el segundo en la relación de la persona con su entorno. Tras finalizar ambos módulos, los voluntarios realizan un internado de fin de semana y continúan con un seguimiento de tres meses.
En Zamora, el Teléfono de la Esperanza cuenta con 12 voluntarios activos, quienes se preparan bajo la supervisión de psicólogos y psiquiatras. Carmen Diego subrayó que «el grupo es muy motivador y efectivo, aunque aquí no se viene a hacer amigos, sino a trabajar en profundidad en la escucha empática«.
Los voluntarios que completan este proceso también tienen la opción de realizar un curso específico sobre cómo escuchar en crisis, que incluye tres meses de prácticas. Al finalizar, se decide si el participante está capacitado para convertirse en voluntario de escucha. Diego destaca que este curso es una herramienta poderosa para mejorar las relaciones personales y la capacidad de ver el mundo de manera diferente.
POR M.J. SALVADOR/ZAMORA
