Al niño de la patera 

esther duque

CARMEN QUINTANILLA BUEY

POETA

¡Tan negrito y reluciente, miel de brezo, luz de luna!

El que deja su guarida por decretos de locura.

Te han traído a bocajarro, sin teta, brazos ni cuna,

te han colado en alta mar, por salirse con la suya.

Debajo, el agua tiembla; encima, el cielo se nubla, y en mí nace el desconcierto por seguirte en esa ruta.

Todo lo han tramado otros, tú no has tenido la culpa.

¿Te acogerán otros brazos? ¿Saldrás a flote en la espuma,

en un mar que tiene miedo de dañar tu piel oscura?

¡Ay niño, ya no me quedan más recursos que la duda!

¿Cómo vas a vivir tú, carnecilla en miniatura?

¿Con qué niños jugarás al final de esta aventura?

¡Ojalá que halles la meta sin barreras que la obstruyan!

Hoy quiero aclarar las cosas y tenerlas bien seguras:

llamo a Dios y no responde, y al oído me susurran:

¡No sigas llamando al Cielo, que no tiene cobertura!

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