MI DELITO ES…

SER MAYOR

ALMUDENA ÁLVAREZ
PALENCIA

Soy alegre, generoso, respetuoso, paciente. Soy cariñosa, acogedora, amigable, simpática, curiosa, creativa. Detrás de estos valores están José María, Ángel, Milagros, Josefina o María, personas mayores que reivindican cualidades y virtudes que les definen, que les determinan, que les singularizan, les representan, les personifican, y que nada tienen que ver con la edad, por mucho que la sociedad se empeñe en verlos solo como mayores.

El edadismo: un estigma estructural y social

De este estigma estructural, social y generacional nace un proyecto artístico que grita contra el edadismo. “El edadismo se manifiesta en cómo pensamos, sentimos y actuamos hacia las personas en función de su edad. Este fenómeno nos afecta como individuos y como sociedad y con mayor virulencia a las mujeres, que enfrentan discriminación desde etapas más tempranas”, explica María Jesús Prieto Villarino, técnico de Envejecimiento Activo del Ayuntamiento de Palencia. “Partimos de la idea de que las personas mayores tienen discapacidades y se asume desde la infancia como algo natural que las personas mayores no valen para nada, que no tienen nada que aportar y como consecuencia les excluimos. El edadismo es algo habitual y se puede ver en todos los ámbitos de la vida, en el cine, en la televisión, en el médico… Está en la sociedad y desde la infancia”, continua. Pero además, los prejuicios y estereotipos de ser mayor se interiorizan de tal forma que son las propias personas mayores las que se limitan a sí mismas por razones de edad, sobre todo en el caso de las mujeres.  “Los estereotipos y prejuicios funcionan desde fuera hacia nosotras y también dentro de nosotras mismas”, afirma Prieto, que llevaba tiempo dándole vueltas a cómo conseguir modificar la forma en que toda la sociedad ve la vejez.

Sobre esta idea y con el impulso de la Concejalía de Mayores del Ayuntamiento de Palencia se ha puesto en marcha un original proyecto artístico que bajo el título “Mi delito es…mi mejor cualidad”, desafía el edadismo y da voz a las personas mayores en el espacio público. 

No solo eso, este proyecto innovador que invita a reflexionar, desmonta estereotipos y prejuicios sobre sus habilidades, capacidades, saberes, deberes y derechos, con el objetivo de modificar la percepción que tenemos, especialmente de las mujeres mayores, y aprovechar todo su potencial, facilitando su participación activa en la comunidad.

Humor e ironía para romper barreras

Para darle forma se decidió tirar de humor y de ironía “porque es la forma más fácil y efectiva de conectar con todas las generaciones” y presentar a personas mayores como si se tratara de delincuentes, posando para la ficha policial. En colaboración de la Universidad Popular de Palencia se pidió ayuda a todos los que quisieran contribuir con el proyecto.  La respuesta fue abrumadora. Casi un centenar de personas mayores de 65 años se prestaron a posar y responder a una pregunta sencilla: ¿Cuál es la cualidad o el valor que más estimas de ti misma o de ti mismo y que consideres valiosa como aportación a la sociedad actual?

El resultado es una exposición que puede verse en la Biblioteca Pública de Palencia hasta el 7 de enero formada por dieciséis paneles y 90 fotografías tomadas de frente, con el mismo encuadre, en blanco y negro. Imágenes fijas de 90 personas que en lugar de mostrar el numero identificativo de la ficha policial, confiesan su delito. “Como parece que cumplir años es un delito, les hemos hecho una ficha policial y en ella han escrito su virtud más importante, con la que contribuyen a la sociedad”, explica María Jesús Prieto. “Todo fue improvisado. Cada uno puso lo que quiso. Queríamos que fuera una especie de foto voz”, explica. Y con un modelo muy repetitivo, para dar más fuerza al mensaje, y en blanco y negro para que sea intemporal y muy uniforme, porque eso es lo que hace la sociedad con las personas cuando cumplen cierta edad: “son todos iguales, se eliminan las características que los diferencian y sus singularidades y se ven como mayores, todos iguales”, asegura Prieto.


Cada retrato cuenta una historia única, llena de sabiduría y vida, recoge sus peticiones, compromisos y consejos y refleja la diversidad y la fortaleza de varias generaciones

Historias de vida y mensajes que inspiran

Cada retrato cuenta una historia única, llena de sabiduría y vida, recoge sus peticiones, compromisos y consejos y refleja la diversidad y la fortaleza de varias generaciones de personas con voces que merecen ser escuchadas y valoradas.

Muchos eligieron valores como la convivencia, la paciencia, la generosidad, el compromiso, la ayuda a los demás, la amistad, la alegría, la sinceridad o el entusiasmo, para definirse.

Otros y otras optaron por cualidades: Soy alegre, soy cariñosa y acogedora, amigable, habilidoso, respetuoso, simpática, afable, buena persona, creativa. Entre los fotografiados hay personas superpositivas, otras que aconsejan mantener la ilusión, escuchar, disfrutar y contribuir, hacer más y decir menos. 

Curiosidad y amistad fueron las palabras que usó María Agreda para definirse y formar parte de una iniciativa muy interesante que, en su opinión, da un toque de atención a toda la sociedad pero también mira hacia dentro. “Lo que hace falta es que los mayores también hagamos algo para no sentirnos discriminados. Todo no depende de los demás. También nosotros tenemos que intentar hacer cosas y sobre todo no pararnos porque hay cantidad de cosas para disfrutar, compartir y en definitiva, seguir la vida”, asegura esta mujer llena de vitalidad y de una curiosidad que la mueve cada día a sentirse viva. 

Por eso, su mensaje para las personas mayores es que no se instalen en la queja, que se crean todo lo que son capaces de hacer: “tenemos la edad que tenemos, pero no estamos acabados, la edad no es un impedimento para hacer cosas, tenemos que dejar de ponernos límites por tener determinada edad”, afirma.

Otros participantes han elegido mensajes más contundentes definirse, como el que muestra su en su pizarra la frase Yo soy yo. Los hay que han decidido tirar del refranero para decir que obras son amores y no buenas razones, y alguno, como José María Monzón, harto de observar que en muchas ocasiones la opinión de las personas mayores no tiene valor decide mostrarse más reivindicativo y pide que su opinión sea tenida en cuenta.  

“Parece que estamos fuera de la sociedad, que no entendemos nada y que no tenemos nada que decir que valga la pena”, sostiene. A él le gusta tocar el piano para recordar a su padre, leer y escuchar música, aficiones que bien puede compartir con muchas otras personas, independientemente de la edad. Y aunque nació antes, también fue joven, vivió su juventud en otro tiempo, distinto al actual, pero eso no quiere decir que no tenga una opinión de lo que pasa y mucho menos, que su opinión no sea válida. 

Foto: Almudena Álvarez

Audiovisuales y performances para enriquecer el mensaje 

Además de los paneles fotográficos, la muestra cuenta con videos testimoniales en los que, de forma muy breve, cada uno de los participantes cuenta algo de su vida y trasmite un mensaje a los jóvenes. Ángel Centrangolo, por ejemplo, relata cómo tuvo que emigrar de Argentina y logró rehacer su vida en España y que hay que echar ganas a la vida y tirar para adelante aunque tengas que dejar tu tierra y a tu familia. 

“Hay muchos jóvenes un poco perdidos y tienen que saber que hay muchas cosas que hacer, incluso entre generaciones”, sostiene María Agreda, que a veces piensa que su edad mental y la cronológica están un poco desfasadas.

Para ella, la música, el baile y el arte en general, son un chute de energía, que hace que la vida sea mucho más agradable. Por eso huye de la queja, anima a todo el mundo a aprovechar las oportunidades que ofrece la vida y sobre todo insiste: “todo parte de uno mismo, muchas veces ya no es como te vean sino lo que haces tú para que esa situación pueda cambiar”.


“Hay muchos jóvenes un poco perdidos y tienen que saber que hay muchas cosas que hacer, incluso entre generaciones”, sostiene María Agreda, que a veces piensa que su edad mental y la cronológica están un poco desfasadas

Reflexión sobre el papel de los mayores en la sociedad

Con la suma de todos los mensajes y reflexiones se han sacado conclusiones de lo que aportan y ofrecen los mayores a la sociedad.  Y todo giran en torno a tres ejes: el sentido de la vida, los derechos y deberes y los consejos que ofrecen. Para María Jesús Prieto hay uno que lo condensa todo: “la vida es para disfrutarla, para cuidar de los demás y para resistir los momentos difíciles”. Aunque José María Monzón se atreve con otro: “Con salud y el apoyo de tu familia se sale de todo”.

El proyecto se ha completado con cuatro performances – Yo aporto, Tengo sueños, No me ates, y Vejez bella-,  a cargo de la escuela de teatro de la Universidad Popular de Palencia, dirigidas por Concha Santiago, para hacer hincapié en la valía de las personas mayores como personas vitales, con un proyecto de vida, sueños, esperanzas y mucho que enseñar y decir.

En esta labor colaborativa han participado personas de las aulas de mayores de los centros de San Juanillo y La Puebla de Palencia, y una vez expuesta en la Biblioteca Pública pasará por otros espacios como el Centro Cultural Lecrac y el campus universitario de Palencia, y a partir de primavera en espacios abiertos de la ciudad.

Como apunta Prieto, esta exposición única, no solo presenta sus retratos como fichas policiales, pues cumplir años parece un delito que se castiga con la exclusión, sino que comparte poderosos mensajes que desmantelan los estereotipos y prejuicios sobre las habilidades y capacidades de las personas que han cumplido más de 65 años, especialmente de las mujeres.

A través de esta exposición, se busca cambiar la narrativa, mostrando la riqueza de saberes y experiencias. “Mi delito es… mi mejor cualidad” es una invitación a reflexionar sobre la percepción que tenemos de ellos y de ellas. Una invitación a reconocer su valioso potencial en nuestra comunidad. Una invitación, en definitiva, a visibilizar cómo contribuyen las personas mayores a enriquecer una sociedad que generalmente les da la espalda, con voces que merecen ser escuchadas y valoradas.

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