
LA ALCALDESA DE RUEDA Y SU HOMÓLGO EN LA CAPITAL VALLISOLETANA REMITEN A LA NUEVA CENTENARIA DOS CARTAS EN LAS QUE SE DESPRENDE EL CARIÑO DE LA SOCIEDAD HACIA SOLEDAD
Soledad Gimeno Macho ha celebrado la llegada a los 100 años con la mejor de las noticias: la vacuna ante la Covid. Una medida que ha permitido reforzar su sistema inmunitario y compartir con sus hijos Soledad, Alfonso, Rafael y Margarita, una comida el pasado 6 de marzo fuera del centro y un paseo por la capital de Valladolid, ciudad en la que reside desde que contrajo matrimonio.
Tras las emociones con su familia, la Residencia Nuestra Señora del Rosario le ofreció una fiesta homenaje junto a sus compañeros y residentes que comenzaba a las 11 de la mañana con una eucaristía televisada seguida de la proyección de un emotivo vídeo enviado por sus hijos, con recuerdos de su vida y la felicitación de todos sus seres queridos. “Este año, debido a las circunstancias de la Covid, sus familiares no han podido compartir presencialmente la festividad en el centro, como a nosotros nos gusta hacer, pero hemos querido que estuviesen presentes. Pero lo hemos logrado gracias a su colaboración con la elaboración del emotivo vídeo y también con la emotiva carta de la alcaldesa de Rueda que envío, entre otros regalos, junto a un hermoso centro de flores”.
“Sabemos que lleva su localidad natal en el corazón, donde vivió grandes recuerdos durante su niñez y juventud […] por ello le envío en nombre de todos los vecinos de su pueblo, un ramo de flores, una imagen antigua de las Fiestas de Agosto, y otra de la actual Plaza Mayor, y al fondo, la fachada de la casa que la vio nacer”, explica María Dolores Mayo, alcaldesa de Rueda que, además, adjunta la partida de nacimiento firmada por su padre, que era responsable de las inscripciones del registro.

También, Teresa Barrero Cantalapiedra, en nombre de todas las trabajadoras del centro, leyó la carta remitida por Óscar Puente, alcalde de Valladolid, donde felicitaba a la centenaria y explicaba que “los testimonios y la experiencia acumulados a lo largo de la crónica de su longeva existencia son un legado de valor incalculable, huella indeleble de una vida feraz, intensa y espléndida”.
Luego la residencia se le entregó un marco de fotos de plata con una inscripción conmemorativa y después un centro de orquídeas. “Todo fue muy emocionante y familiar. Nuestra cocinera puso la guinda con sus deliciosas y variadas tapas y canapés que hicieron las delicias de todos los residentes”, explica Barrero Cantalapiedra.
“Para nosotros, como profesionales es un orgullo poder compartir y celebrar la vida. Esta que compartimos día a día y que estamos volviendo a festejar gracias a Soledad y sus compañeros de Nuestra Residencia del Rosario”, finalizaba la directora del centro.