Profunda envidia

Siento queridos lectores profunda envidia por los consistorios que hacen bien las cosas. En un año en el que se decidirán en las urnas los nuevos alcaldes y alcaldesas, yo siento profunda envidia de los lectores. Ahora son mirados como caramelos en la puerta del colegio. Son observados como esa manzana prohibida que ni Eva ni Adán podían morder… Son el objeto de deseo de todos lados.
Ahora, que hago este editorial con plena conciencia de que aún queda tiempo para que tengan que depositar el voto, les pido que reflexionen. Porque es el momento de pensar en quien en su pueblo o ciudad hace algo por ustedes. Yo ya les he dicho que estoy hastiada del trato que desde el Consistorio Local se hace a los ciudadanos de mas edad, pero ahora serán llamados puerta a puerta para que coloquen su papeleta.
Recuerdo aquella época en la que se acusaba (fundadamente o no) a las monjas de llevar los votos de los ancianos ya preparados y listos para meterlos en la urna. Y hago memoria y pienso en que esas recriminaciones venían por los partidos de izquierdas (como si todo el clero fuera de derechas). Serán los ecos de la Dictadura.
Pero ustedes son más inteligentes que nadie. Saben a la perfección si les están engañando o no. Conocen a la perfección quién les agarra de la mano para cruzar la acera, o si lo hacen solo; o si realmente destinan fondos para que puedan realizar tareas tan simples como comer.
Lectores y lectoras. Ahora vendrán y tienen, desde que lean esto, aproximadamente dos meses para evaluar lo que ha pasado estos años. Pensar si esos políticos/as que ahora piden su voto les dieron visibilidad, les visitaron, se preocuparon de ustedes cuando llegó la pandemia.
Es el momento de que elijan. En base a eso. Si la respuesta es que están satisfechos: les doy la enhorabuena. Tanto a ustedes como a sus gobernantes, porque realmente han dado a sus vecinos/as lo que merecen. Y sino, busquen una alternativa que les lleve a pensar.
Eso sí. Reflexionen de dónde viene el dinero. Porque hay muchas políticas sobre las que están las diputaciones provinciales, o los acuerdos marcos de la Junta de Castilla y León., así hasta llegar a Europa.
No olviden que los próximos cuatro años, su destino está en sus manos. Y nunca mejor dicho, ya que el envejecimiento poblacional hace que casi el 40% de los votos sean suyos. Y mucho más si hablamos de pequeñas localidades.
Como diría Joaquín Prat (padre): “….. a jugar”.

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