
Esther Duque
No hay nada más valioso que una sonrisa, aunque no sé sepa lo que hay detrás. En un mundo centrado por los individualismos y donde lo único que hay en las comidas es la crítica hacia el vecino, ubicar al primo del tío del cuñado…, o ver quién tiene qué o cómo se hereda como…, lo más puro que es el amor se deja siempre de lado.
Si me preguntan qué hay detrás del éxito de la Monna Lisa a lo mejor la respuesta es muy simple: que sonríe. Y en un mundo donde lo más triste es que uno juzga a otros y por el hecho de esgrimir una sonrisa se considera a otro ser humano débil la obra de Leonardo se convierte en atemporal y eterna. Y todo el mundo desea
Si el ser humano comparte el 99 por ciento de su ADN con el de los monos el 1% restante es el que debería, al menos, para reconocer el derecho de las personas a tener dignidad y libertad para ser uno mismo, sin juzgar y sin poner trabas a su expresión o a sus ganas de vivir.
A la población le falta cultura, y si personas como Marcelino García Velasco, con esa mirada pura y esa sonrisa casi permanente, se escapan de la memoria, sólo queda perderse en el mundo sin mirar hacia atrás.
Sí, el valor de la sonrisa, y de quién la porta, que tapa con cada diente y cada arruga en las mejillas sus entrañas, no se tiene en cuenta, estamos más cerca de pensar que nada queda.
No hay mayor acto de generosidad que mantener los labios inclinados hacia arriba. Fíjense que hasta hay clases de risoterapia. No seamos egoístas, compartamos y gritemos a carcajada limpia.